21 de agosto de 2008

Tragedia aérea en Madrid

Expresamos nuestro dolor por las víctimas del accidente aéreo ocurrido ayer, día 20 de agosto de 2008, y elevamos nuestras oraciones por los heridos y las familias que han perdido a sus seres queridos.

Que sea la Palabra de Dios quien se acerque a ellos con su bálsamo y profundidad, con su poder curativo y restaurador, para hacer presencia en las heridas del alma a las que sólo el Médico de los médicos puede acceder.


Libro de Jonás, 2.1-7
“En mi angustia clamé a ti, Señor,
y tú me respondiste.
Desde las profundidades de la muerte
clamé a ti, y tú me oíste.
Me arrojaste a lo más hondo del mar
y las corrientes me envolvieron.
Las grandes olas que tú mandas
pasaban sobre mí.
Llegué a sentirme echado de tu presencia;
pensé que no volvería a ver tu santo templo.
Las aguas me rodeaban por completo,
me cubría el mar profundo
y las algas se enredaban en mi cabeza.
Me hundí hasta el fondo del abismo:
¡Ya me sentía su eterno prisionero!
Pero tú, Señor, mi Dios,
me salvaste de la muerte.
Al ver que la vida se me iba,
me acordé de ti, Señor;
mi oración llegó a ti en tu santo templo."


Libro de los Salmos, 103.1-5 y 15-17
"Bendeciré al Señor con toda mi alma;
bendeciré con todo mi ser su santo nombre.
Bendeciré al Señor con toda mi alma;
no olvidaré ninguno de sus beneficios.
Él es quien perdona todas mis maldades,
quien sana todas mis enfermedades,
quien libra mi vida del sepulcro,
quien me colma de amor y ternura,
quien me satisface con todo lo mejor
y me rejuvenece como un águila.

La vida del hombre es como la hierba,
brota como una flor silvestre;
tan pronto la azota el viento, deja de existir
y nadie vuelve a saber de ella.
Pero el amor del Señor es eterno
para aquellos que le honran;
su justicia es infinita
por todas las generaciones."


Sociedad Bíblica de España